Existe un grupo de personas que, a pesar de contar con una audición normal, no obtienen placer de la música. Se muestran indiferentes ante esta, aunque tampoco la describan como molesta.

Se muestran indiferentes ante la música, aunque tampoco la describan como molesta

A esta condición causada por una desconexión entre las redes auditivas y de recompensa del cerebro se le conoce como anhedonia musical específica y se descubrió hace 10 años. Ahora, un nuevo estudio publicado en la revista Cell se apoya en esta condición para comprender mejor la manera en la que las personas experimentamos placer o alegría.

La investigación, liderada por la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB), creó el Cuestionario de Recompensa Musical de Barcelona (BMRQ) para medir el placer obtenido en la música.

En los cinco criterios utilizados (evocación emocional, regulación del estado de ánimo, fomento de conexiones sociales, movimiento o baile, y búsqueda de novedades), detectaron que quienes presentaban esta condición obtenían puntuaciones significativamente más bajas.

Una desconexión cerebral

Según estudios conductuales y de neuroimagen, la anhedonia musical específica se asocia con una actividad reducida en las áreas cerebrales involucradas en el procesamiento de recompensas al escuchar música.

Sin embargo, estas personas sí responden con normalidad a otros estímulos placenteros como la comida, el sexo, el arte o el dinero. Es decir, el circuito de recompensa funciona correctamente en otros contextos, siendo la música la única excepción.

El circuito de recompensa funciona correctamente en otros contextos

De esta forma, los investigadores concluyen que esta condición se debe a una desconexión entre regiones cerebrales, concretamente entre el circuito de recompensa —responsable de procesar el placer— y la red auditiva.

“Aquí, lo que señalamos es que podría no ser solo la activación de este circuito lo que importa, sino también cómo interactúa con otras regiones cerebrales relevantes para el procesamiento de cada tipo de recompensa”, explica el neurocientífico Ernest Mas-Herrero, de la Universidad de Barcelona y firmante del estudio.

En ese sentido, “la anhedonia musical no debería tener un impacto negativo en la gente más allá de perderse ciertas experiencias como contextos donde la música se utilizar para para acompañar o enfatizar aspectos emocionales como películas o celebraciones”, dice a SINC el coautor y neurocientífico Josep Marco-Pallarés de la Universidad de Barcelona.

Más allá del ‘todo o nada’

La anhedonia musical puede estar relacionada tanto con factores genéticos como ambientales. Una investigación reciente publicada en Nature, basada en el estudio de gemelos, sugiere que hasta el 54  % de la capacidad de una persona para disfrutar de la música podría depender de su ADN.

El placer no debería entenderse como una experiencia binaria porque existen variaciones significativas entre personas 

Ahora bien, el placer no debería entenderse como una experiencia binaria. Aunque suele medirse como un fenómeno de ‘todo o nada’, lo cierto es que existen variaciones sutiles pero significativas entre personas sanas en la forma de experimentar las recompensas.

“Necesitamos investigar los mecanismos que podrían estar detrás de las diferencias individuales en las respuestas a otros estímulos gratificantes. Hacerlo podría abrir el camino a nuevas investigaciones sobre diferencias individuales y trastornos relacionados con la recompensa, como la anhedonia, la adicción o los trastornos alimentarios”, explica Marco-Vallés.

Extrapolar conclusiones

Los estudios realizados hasta la fecha han determinado los circuitos cerebrales que están involucrados en la anhedonia musical. Ahora “estamos explorando hasta qué punto diferentes intervenciones podrían modificar estos circuitos, pero en la actualidad aún no sabemos si se puede reconectar los circuitos y revertir la anhedonia musical”, añade.  

El equipo trabaja con genetistas para identificar genes específicos

Paralelamente, el equipo investigador trabaja con genetistas para identificar genes específicos que podrían estar involucrados en la anhedonia musical.

Los autores buscan que la metodología aplicada en este estudio se pueda utilizar para otro tipo de anhedonias específicas. Por ejemplo, la alimentaria que puede estar relacionada con la conectividad entre el circuito de recompensas y regiones cerebrales involucradas en el procesamiento de alimentos.

Referencia:

Mas-Herrero, Josep Marco-Pallarés et. al. “Understanding individual differences to specific rewards through music” Cell (2025).

Fuente: SINC

Derechos: Creative Commons.

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