MADRID, 6 Ago. (EDIZIONES) –
Una de las principales noticias que salió publicada en el ámbito de la salud hace dos semanas es un estudio publicado en ‘Nature’ y liderado por investigadores del Centro Nacional de Investigaciones Cardiovasculares (CNIC) que desvelaba que un metabolito de la microbiota intestinal, el propionato de imidazol (ImP), favorece la aterosclerosis, principal causa de enfermedad cardiovascular hoy en día, y un hallazgo que podría revolucionar su diagnóstico y tratamiento.
Durante una entrevista con Europa Press Salud Infosalus preguntamos a Magdalena Perelló, cardióloga clínica e investigadora, así como divulgadora en redes sociales, hasta qué punto este estudio puede revolucionar el manejo de la aterosclerosis: “Es un hallazgo inicial, es muy pronto para decir si esto va a suponer un cambio porque la aterosclerosis es la formación de una placa de ateroma, que pueden crecer, pero decir que puede involucionar o retroceder son palabras mayores. Es verdad es que son datos esperanzadores, pero habrá que ver y esperar un tiempo prudencial y ver si esto nos ayuda a hacer desaparecer estas placas de aterosclerosis. Habrá que ver si es una diana terapéutica”.
Eso sí, destaca esta experta que, efectivamente, sí se sabe que la microbiota tiene mucha importancia hoy en día e influye en la salud de nuestro corazón porque estos millones de microorganismos pueden generar sustancias que protegen a nuestro corazón.
Por eso, esta doctora hace hincapié en la importancia de mantener un patrón de dieta saludable, fundamentalmente la dieta mediterránea. “Por eso es tan importante la dieta que mantengamos y cómo nos alimentemos porque ésta directamente influye en la formación de nuestra microbiota intestinal”, remarca Perelló.
Precisamente, esta doctora acaba de publicar Corazón sano’ (Vergara), un manual cuyo objetivo es representar una guía para todos aquellos que quieran cuidar de su salud cardiovascular.
QUÉ ES LA ATEROSCLEROSIS
Volviendo al tema de la aterosclerosis, de la que habla en su libro, y base de muchas enfermedades cardiovasculares, esta experta señala que hoy en día representa “la principal causa de muerte global”. “El infarto de miocardio, los ictus, las anginas de pecho, todas ellas tienen en común que en ellas está la formación de esta placa de ateroma, que se forma desde la juventud. No es que aparezca de repente un día, sino que poco a poco va aumentando”, resalta la cardióloga.
Recuerda de hecho que, a partir de los 20-30 años, ya se sabe que hay placas de ateroma, es decir, aterosclerosis, porque hay estudios en autopsias que se vio en sus arterias las había.
En concreto, dice que las placas de ateroma están formadas de muchas sustancias, como colesterol, o detritus celulares (células inflamatorias) que, poco a poco, se van acumulando en las paredes de las arterias para estrecharlas.
¿La causa de este acúmulo? La doctora Perelló mantiene que es fruto de un proceso inflamatorio, desarrollado por factores conocidos como por ejemplo, la hipertensión arterial, el colesterol alto, la diabetes y la resistencia a la insulina, así como por el sedentarismo, o la obesidad.
“Todos estos factores producen en las arterias del corazón unos cambios que activan ese proceso inflamatorio crónico, o inflamación de bajo grado, y las células inflamatorias hacen que se acumule poco a poco esa placa de ateroma, es colesterol oxidado LDL, detritus, y vaya ocluyendo desde la parte interna de la interna hacia la luz de la arteria; de manera que el flujo sanguíneo no puede irrigar bien a los órganos”, explica esta cardióloga.
UNA ENFERMEDAD SILENTE
Eso sí, llama la atención sobre el hecho de que, normalmente, no tenemos síntomas. “La aterosclerosis evoluciona poco a poco. El problema es la rotura de la placa, que es cuando se produce la cascada de la inflamación y ahí nuestro cuerpo para intentar repararla obstruye la arteria, creándose un tapón y sobreviene por ejemplo un infarto si se obstruye una arteria coronaria; pero si es en arteria cerebral se da el infarto cerebral”, tal y como indica.
Hace años que sabemos que los factores cardiovasculares (dieta, ejercicio, tabaquismo, hipertensión, diabetes, colesterol alto), y otros nuevos como la microbiota, la contaminación ambiental, el estrés oxidativo, o la resistencia a la insulina, entre otros, son factores sobre los que podemos actuar para cuidar de nuestra salud cardiovascular, tal y como defiende. “El 80% de las enfermedades cardiovasculares se pueden prevenir con hábitos saludables”, afirma.
Es por ello por lo que, “dado que actualmente no hay productos mágicos y milagrosos para deshacer las placas de ateroma con evidencia científica”, defiende que debemos apostar en nuestro día a día por evitar el sedentarismo; la práctica de ejercicio regular, tanto aeróbico como de fuerza; por un sueño reparador y un buen descanso; la gestión del estrés, de la ansiedad, así como de las emociones; apostar por relaciones de calidad y de conexión con el entorno; evitar hábitos nocivos como el tabaquismo, y seguir una dieta cardioprotectora; así como la realización de revisiones periódicas para analizar todos estos factores importantes para reducir la mortalidad cardiovascular.
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