MADRID 20 Jun. (EUROPA PRESS) –

Combinando compuestos metal-orgánicos con celulosa, los investigadores del Instituto de Ciencia de Materiales de Madrid (ICMM) del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), entidad adscrita al Ministerio de Ciencia, han creado una sustancia porosa que se activa con la luz solar y que se aplica sobre las heridas, como una especie de tirita, para reducir el crecimiento bacteriano.

Para comprobar su efectividad, el equipo del ICMM lo ha probado contra la ‘Staphylococcus aureus’, la bacteria que causa la mayoría de las infecciones por estafilococo. Como resultado se ha obtenido una reducción del crecimiento bacteriano superior al 50% bajo luz visible. Además, el investigador del ICMM-CSIC, Javier Pérez-Carvajal, añade que el material permitiría insertar alguna clase de medicamento, “lo que podría potenciar aún más su actividad antibacteriana”.

El trabajo, publicado en la revista ‘ACS Applied Materials & Interfaces’, muestra el potencial de los compuestos fotosensibles para combatir los problemas derivados de la resistencia a los antibióticos, mediante la terapia antimicrobiana fotocatalítica.

La investigadora en el ICMM-CSIC, Margarita Darder, explica que los materiales fotocatalíticos son aquellos que reaccionan cuando reciben luz solar, produciendo un tipo de moléculas capaces de erradicar una “amplia variedad” de patógenos, sin necesidad de usar ningún antibiótico.

Para crear este material, los investigadores han trabajado con materiales cristalinos y porosos creados a partir de átomos metálicos y moléculas orgánicas (MOF por sus siglas en inglés). Estos materiales nanométricos son biocompatibles y no tienen toxicidad significativa. Asimismo, los MOF los han combinado con celulosa, un material biodegradable, biocompatible, flexible y transparente, que lo hace fácilmente adaptable a cada necesidad específica.

Una vez fabricado el material, éste se coloca sobre cualquier herida e interacciona con el sol de forma autónoma. Se produce un aumento de la inhibición del crecimiento bacteriano tras una modificación química del MOF que lo hace más activo bajo luz solar, destaca Darder, que puntualiza que el apósito no evita el crecimiento bacteriano, pero sí lo reduce.

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