MADRID, 12 Sep. (EUROPA PRESS) –
Las probabilidades de desarrollar demencia están fuertemente vinculadas a la cantidad de trastornos de salud mental coexistentes, aumentando desde el doble para un trastorno hasta 11 veces más para cuatro o más, según una investigación del Hospital Paul Brousse (Francia).
Los datos se publican en ‘BMJ Mental Health’. En particular, la combinación de trastornos del estado de ánimo y de ansiedad concurrentes está relacionada con probabilidades de padecer demencia de hasta un 90%, indican los resultados.
Trastornos psiquiátricos, como la depresión, la ansiedad y el trastorno bipolar, se han asociado individualmente con un mayor riesgo de demencia. Sin embargo, las investigaciones existentes no han evaluado el impacto de la coexistencia de múltiples trastornos psiquiátricos, afirman los investigadores.Para intentar llenar este vacío de conocimiento, recurrieron a información extraída de la base de datos clínica del departamento de psiquiatría del Hospital Bicêtre de París.
Incluyeron a 3.688 pacientes de al menos 45 años de edad y diagnosticados con uno o más de los trastornos psiquiátricos más comunes (depresión, ansiedad, psicosis, abuso de sustancias, trastorno de la personalidad y trastorno bipolar) entre agosto de 2009 y octubre de 2023. De hecho, incluyeron todo tipo de demencia y deterioro cognitivo. La edad promedio de todo el grupo fue de 67 años: 70 años en aquellos con demencia y 66 años en aquellos sin ella. El retraso promedio entre el diagnóstico del primer trastorno psiquiátrico y el diagnóstico de demencia fue de 18 meses, pero osciló entre 7 y 13 años.
Casi el 71% (2608) de los pacientes tenían un trastorno psiquiátrico; el 21,5% (789) tenían dos; el 6% (226) tenían tres; y el 2% (65) tenían cuatro o más. Después de ajustar la edad, el sexo y los factores de riesgo cardiovascular, las probabilidades de demencia aumentaron junto con el número de trastornos psiquiátricos.
En comparación con aquellos con un trastorno psiquiátrico, aquellos con dos tenían el doble de probabilidades de ser diagnosticados con demencia, mientras que aquellos con tres tenían más de 4 veces más probabilidades de hacerlo. Y aquellos con cuatro o más, tenían 11 veces más probabilidades de tener demencia.
En particular, la combinación de trastornos del estado de ánimo y de ansiedad concurrentes se asoció con probabilidades de padecer demencia de hasta el 90%.
El efecto de los trastornos psiquiátricos concurrentes parece ser específico de la demencia y sugiere que pueden ser señales de advertencia tempranas de la misma, porque análisis más profundos que probaron los efectos potenciales sobre la probabilidad de otra enfermedad (en este caso insuficiencia renal) no mostraron ningún vínculo, señalan los investigadores.
Este es un estudio observacional y, por lo tanto, no se pueden extraer conclusiones firmes sobre la relación causa-efecto. Los investigadores advierten que el diagnóstico de demencia podría haberse retrasado y, sin confirmación clínica, podría haberse producido una clasificación errónea.
Todos los participantes del estudio también fueron seleccionados de un solo departamento psiquiátrico, por lo que pueden no ser representativos de todos los pacientes con trastornos de salud mental; además, no estaba disponible información sobre varios factores potencialmente influyentes, incluido el estatus socioeconómico, los antecedentes familiares, la duración del trastorno psiquiátrico, el tratamiento y las exploraciones cerebrales, agregaron los investigadores.
Sin embargo, los investigadores concluyen: “Los hallazgos de este estudio resaltan la fuerte asociación entre la coexistencia de trastornos psiquiátricos y una mayor probabilidad posterior de desarrollar demencia, particularmente para patrones con trastornos de ansiedad y del estado de ánimo. Los avances recientes en el diagnóstico de la demencia, como el desarrollo de biomarcadores en la sangre y el líquido cefalorraquídeo, así como el uso de la tomografía por emisión de positrones, fomentan una detección más temprana y precisa de la demencia”.
“La integración de estas herramientas en la práctica clínica para personas de alto riesgo, especialmente aquellas con comorbilidades psiquiátricas específicas identificadas en este estudio, podría mejorar significativamente la gestión de su atención, dados los recientes avances en el tratamiento de la demencia”.
Agregar comentario