MADRID 7 Ago. (EUROPA PRESS) –
Los microorganismos patógenos que pueden llegar las aguas de baño pueden causar diversas enfermedades, entre ellas, digestivas (gastroenteritis), dermatológicas (papilomas plantares, pie de atleta y dermatitis), oftalmológicas (conjuntivitis), otorrinolaringólogas (otitis externas y faringitis), así como neumonías y cistitis, según el Consejo General de Colegios Oficiales de Farmacéuticos de España.
En el caso de las piscinas, la vocalía nacional del consejo de farmacéuticos explica que la contaminación microbiológica puede proceder de los propios usuarios, tanto sanos como enfermos, que introducen en el agua gérmenes a través de su piel, mucosas, zona anal y genito-urinaria o cuando se producen incidentes por vómitos o heces.
Asimismo, puede provenir del agua de llenado del vaso de la piscina cuando el agua no tiene un origen adecuado, y de la contaminación ambiental, fundamentalmente, en piscinas descubiertas a las que pueden llegar fácilmente basuras, tierra, agua de lluvia, etc. Respecto a los peligros químicos en las piscinas, la procedencia generalmente es de los productos para el tratamiento del agua y limpieza y sus subproductos tras reacción química con materias orgánicas e inorgánicas presentes en el agua.
En playas y ríos, la contaminación microbiológica de origen fecal constituye el riesgo más frecuente de los asociados al uso de las zonas de aguas de baño. Esta contaminación, comenta la vocalía nacional, puede tener su origen en vertidos de aguas residuales; en los propios usuarios, lo que cobra especial relevancia en zonas de baño con escasa renovación y alta densidad de usuarios; animales domésticos y la fauna salvaje (palomas o animales marinos).
En este sentido, para minimizar los riesgos microbiológicos en piscinas, la vocalía recomienda asegurar niveles correctos de desinfectante y un sistema de filtración eficiente; ducharse antes de entrar al agua y evitar nadar si se presentan síntomas de enfermedades infecciosas; insistir en la importancia de no defecar ni orinar en el agua y de informar sobre incidentes como vómitos o diarreas; y llevar a cabo análisis microbiológicos periódicos de acuerdo con la normativa vigente para detectar posibles contaminaciones y actuar rápidamente.
En el caso de las aguas de baño de playas o ríos, son los Servicios de Sanidad Ambiental de las comunidades autónomas los que se encargan de gestionar y coordinar el control y vigilancia continuada de la calidad de las aguas de baño marítimas y continentales de cada comunidad.
No obstante, España es un “referente” en la calidad de sus aguas de baño, con la vasta mayoría de sus playas y zonas recreativas fluviales luciendo el distintivo de Excelente, según revela el informe anual sobre las aguas de baño en Europa, publicado por la Agencia Europea de Medio Ambiente (AEMA).
“Un impresionante 87,6 % de las zonas analizadas en 2024 ostentan la máxima calificación de Excelente. A ello se suma otro 7,6 % de emplazamientos que alcanzan la categoría de Buena calidad. Esto significa que una abrumadora mayoría, más del 95%, de las aguas de baño en el territorio nacional cumplen o superan los estándares de calidad más exigentes”, añade la vocalía nacional.
EL PAPEL DEL FARMACÉUTICO
“Dentro del equipo multidisciplinar que trabaja en sanidad ambiental, el farmacéutico cumple un rol cada vez más relevante gracias a su formación en microbiología, química, toxicología, legislación sanitaria y salud pública, entre otras materias”, señala la vocalía nacional.
Entre sus funciones, destaca la vigilancia y control de la calidad del agua a través del análisis de parámetros microbiológicos y fisicoquímicos; la supervisión del cumplimiento normativo y de los programas de autocontrol; la identificación de riesgos y propuesta de medidas preventivas; la formación del personal de mantenimiento y educación sanitaria a la población; y la participación en planes de vigilancia ambiental de aguas de baño.
“Su participación en la vigilancia sanitaria refuerza el enfoque preventivo de la sanidad ambiental y contribuye a reducir la incidencia de enfermedades asociadas al uso del agua en espacios recreativos, evitando, así, la propagación de enfermedades transmisibles por el agua”, concluye la vocalía nacional.
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